Lilypie Breastfeeding tickers

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martes, 9 de agosto de 2011

La importancia de elegir a un buen pediatra

Antes de que naciera mi bebé sabía que sería un niño grande y con mucho peso, ya que en los últimos dos meses de mi embarazo, mi ginecólogo me mandó varios estudios y ultrasonidos debido a que, de acuerdo a su estatura y peso, registraba 3 semanas y media más de lo que debía, por lo que quiso descargar diabetes gestacional. Por fortuna, todos mis resultados fueron satisfactorios, pero continuaba con la duda de si me había equivocado o no en las cuentas.
Por diversos motivos me tuvieron que practicar cesárea, y durante el procedimiento escuché fragmentos de plática entre el pediatra que recibiría a Rodrigo y mi esposo. Cuando el doctor anunció la próxima salida de mi hijo a este mundo, me mantuve alerta y escuché "ya se ve el cabello, viene muy grande, calculo 4 kilos". Acto seguido, el anestesiólogo ofreció su ayuda y sentí una gran presión sobre mi panza; segundos después, escuché, claramente, el llanto de mi gordo.
Después de recostármelo en el pecho por unos minutos, se lo llevaron a los cuneros para pesarlo, medirlo y hacer todo el procedimiento rutinario. Fue cuando la báscula marcó su primer peso: 3,890 kilogramos, y el metro registró su primera estatura: 50 centímetros.
Cuando nos dieron de alta, el doctor me sugirió alimentarlo con pecho a libre demanda y, si era necesario, complementarlo con fórmula. En ese momento yo no sabía cómo distinguir si era necesario o no, así que me guié por lo que decía la enfermera que mi esposo contrató para que me apoyara las primeras semanas.
Durante los primeros 4 o 5 días de vida de Rodrigo, me lo pegaba al pecho a libre demanda (casi cada 2 horas y media o 3) y complementaba con fórmula, pero al sexto día, cuando me di cuenta que estaba produciendo suficiente leche y tras documentarme un poco acerca de la lactancia, decidí quitar la fórmula y continuar con la lactancia exclusiva.
A las tres semanas, llevamos a Rodrigo al doctor, y pese a que una gran mayoría de niños pierde peso al nacer, mi gordo ganó 120 gramos, por lo que la socia de su pediatra, una pediatra nutrióloga me dijo que tenía que comenzar a espaciarle las tomas a mi bebé y tratar de que aguantara 4 horas entre cada una. "Ponle el chupón, palméalo tantito y que se espere hasta que le toque; será cuestión de 3 o 4 días y ya se va a acostumbrar", indicó.
Como buenos papás primerizos, lo que decían los doctores era prácticamente ley para nosotros, sobre todo para mi esposo, así que decidimos intentar espaciar las tomas, tal como ella lo indicó, pero en el primer intento casi se me desgarra el corazón al escuchar el llanto de hambre de mi hijo. Hicimos varias veces el intento, hasta que poco a poco fue aguantando 5, 10 o 15 minutos más, pero con mucho esfuerzo.
Cuando cumplió dos meses, lo llevamos nuevamente con el doctor. Y esta vez la báscula registró 6, 500 kilogramos y midió 58 centímetros. Con un poco de temor volteé a ver a ambos doctores. Ella hizo un gesto de desapruebo y él al principio sonrió, después me felicitó por la calidad y cantidad de leche que estoy produciendo y después me ordenó que tenía que comenzar a darle de comer cada 4 horas, pero que, a los 4 meses debía aguantar 6 horas, pues estaba en riesgo de padecer obesidad en edad adulta.
Al salir de ahí, mostré mi completo desacuerdo. Le dije a mi esposo que de acuerdo con las pláticas a las que he asistido y lo que he leído, no me parecía correcto ponerle horario porque sólo se alimentaba de pecho, pero él insistió en respetar las indicaciones médicas, por el bien de nuestro bebé, y así lo hicimos hasta la semana pasada, que lo llevé a otro pediatra y me recomendó pecho exclusivo a libre demanda. Me confirmó lo que yo ya sabía, que la lactancia materna no está relacionada con sobrepeso ni obesidad, que, al contrario, mi hijo es y será un niño fuerte y sano.
Así que mamás, ojo por favor. Muchas veces por la inexperiencia creemos todo lo que nos dicen los doctores, y no quiere decir que estén mal, simplemente que hay algunos con ideas muy cerradas y se dejan influenciar, como en este caso, por doctores en nutrición que están peleados con que los bebés pesen un poco más de lo que marca la tabla de la percentil, pero no saben que cuando un bebé se alimenta con leche materna no requiere dietas ni control en sus tomas.


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 En la literatura científica se reconoce que la lactancia materna exclusiva en los primeros seis meses de vida constituye un buen antecedente en la prevención de   la obesidad en etapas posteriores de la vida, ya que el niño lactado al pecho controla   mejor la cantidad o volumen de su ingesta. Como la saciedad no depende   solamente del volumen ingerido sino también del tipo y composición del alimento, los mecanismos de saciedad en la lactancia natural están asociados en gran   medida con el contenido de grasa de esta. El niño alimentado al pecho realiza más   actividad física que el alimentado con leches artificiales, trabaja más, emplea más   tiempo en una participación activa en su alimentación y permanece más tiempo   despierto, desarrolla rápidamente la capacidad de integrar movimientos finos, agudeza visual y llega a diferenciar con mayor precocidad los colores que los no amamantados . 
Los estudios estadísticos han mostrado que la lactancia materna protege más que la artificial contra la obesidad en la edad adulta. Un laboratorio español ha descubierto al responsable: la leptina, una proteína de la leche materna.
factores de crecimiento (EGF, IGF-1,   FGF, HGF, TGF-α) que inducen  una maduración más rápida y adecuada de las células intestinales. Estos factores de crecimiento inhiben la diferenciación de las células adiposas.  Se ha detectado leptina, en la leche humana, esta hormona modula el  apetito y los patrones anabólicos exagerados. La leche materna tiene niveles estables de colesterol, independientemente de la dieta. Las fórmulas tienen predominantemente ácidos grasos no saturados y nada o casi nada decolesterol. Los niveles de colesterol y LDL son mayores en niños alimentados exclusivamente al seno materno e inducen el desarrollo de procesos enzimáticos que a largo plazo los protegerá de hiperlipidemias y cardiopatía isquémica.  Fuente: http://www.aprolam.com/CongresoInt/9%20Obesidad%20y%20lactancia.pdf
La leche humana tienen

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